Investigadores de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) descubrieron Azotobacter, una bacteria inocua y fijadora de nitrógeno presente en la hojarasca y capaz de producir un polímero cien por ciento biodegradable que podría sustituir los plásticos convencionales derivados del petróleo.
Además tiene el potencial de poder usarse en la biomedicina al ser biocompatible con el cuerpo humano en la implantación de válvulas cardiacas o en el crecimiento de células de hueso, riñón o piel.
El doctor Carlos Felipe Peña Malacara, investigador del Instituto de Biotecnología de la UNAM, enfatizó que se trata del polímero polihidroxibutirato (PHB). “Generamos un bioproceso, es decir que diseñamos y cultivamos a pequeña escala las células del microorganismo hasta desarrollarlas a gran escala. Azotobacter posee características químicas similares a las de los plásticos sintéticos”.
La producción de Azotobacter detalla que por cada gramo de bacteria 0.85 gramos es biopolímero. Es como si una persona que pesa cien kilogramos, 85 fueran grasa. Su costo de fabricación va de cuatro a cinco dólares el kilógramo a comparación de un dólar por la obtención de los sintéticos a partir del petróleo.
“Es más costoso, pero por las ventajas ambientales de degradación total del bioplástico, vale la pena invertir en su producción y uso comercial. Al desecharse actúa como una cáscara de plátano o de naranja que se incorpora fácil y directamente en el suelo, es decir nos terminamos el champú, lo tiramos a la basura y en 30 o 40 semanas éste se diluirá y no contaminará“, detalló Peña Malacara, también doctor en Biotecnología.
Azotobacter es un proyecto promisorio con más de 20 años de desarrollo. “Hemos avanzado mucho en el diseño y crecimiento de la cepa. Iniciamos la investigación analizando tres gramos por litro de cultivo, ahora producimos cerca de 40 gramos de bioplástico por litro; de la misma manera establecimos estrategias para escalar el proceso a volúmenes de decenas o cientos de litros en 50 o 60 horas”.
Como parte de la producción de esta bacteria, no solo se puede obtener el bioplástico, sino también Alginato, es decir un polisacárido con características físicas similares a un gel, con aplicación en la industria farmacéutica y alimentaria, como en mermeladas.
Tras el hallazgo de Azotobacter y los procesos de producción del bioplástico y el Alginato, éstos se encuentran en trámite de patentamiento ante el Instituto Mexicano de la Propiedad Industrial (IMPI) para su próxima aplicación en las industrias competentes.
Cabe señalar que en el Departamento de Ingeniería Celular de dicho instituto universitario, perteneciente al Campus Morelos; cuentan con una colección de 25 cepas de Azotobacter con capacidades superiores a las silvestres.
Agencia ID