Da un golpe contra un muro con la misma habilidad que sirve una taza de café, maneja un martillo o toma una lata, se trata de un robot con reflejos humanos que hace sus primeros movimientos en los laboratorios del Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT, por sus siglas en Inglés).
“Mi proyecto busca dotar de una interfaz humana al robot (…) La idea es construir una máquina capaz de actuar como un ser humano en lugares donde los seres humanos no pueden ir”, explica el investigador brasileño João Luiz Ramos.
João Luiz Ramos es estudiante en el Laboratorio de Robótica del Departamento de Ingeniería Mecánica del MIT. El joven de 27 años asiste y participa en el programa de doctorado en el MIT, financiado en parte por la Agencia de Estados Unidos para la Defensa de Proyectos de Investigación Avanzada, (Darpa, por sus siglas en inglés).
El robot llamado Hermes no es autónomo, se trata de una estructura mecánica controlada de forma remota por una persona. El operador lleva una especie de exoesqueleto lleno de cables, motores y sensores, así cada movimiento que hace con los brazos y el torso son replicados por el robot. El tiempo de respuesta es de solo 170 milisegundos, más rápido que un abrir y cerrar de ojos. Además, una cámara transmite imágenes en tiempo real a los anteojos que tiene el operador, por lo que tiene noción del medio ambiente y de lo que lo rodea.
El equilibrio es fundamental en el desarrollo de estas máquinas. En este sistema se transfiere las fuerzas generadas en el exoesqueleto hacia el toros; por lo tanto, se necesita los reflejos del conductor para que Hermes se mantenga de pie. Según su creador, “es como si el robot fuera una extensión del cuerpo”.
Como se ve en el video, si Hermes cae, la tecnología da un ‘empujón’ al robot, que recupera el equilibrio inmediatamente.
Hermes comenzó a construirse en febrero del año pasado por Ramos y Albert Wang, también estudiante de doctorado. En octubre, el torso y los brazos estaban listos. El programa se inició en mayo de este año, y ya muestra sus habilidades, a pesar de no poder caminar.
“El siguiente paso es hacerlo caminar (…) La idea es utilizar el proyecto del guepardo (el robot más rápido del mundo, que imita los movimientos del felino) y aplicar el Hermes. Será un robot cuadrúpedo, pero podrá confiar en sus dos piernas cuando sea necesario, como abrir una puerta o pasar por un obstáculo”, asegura Ramos.
Posible uso en desastres naturales y aplicación militar
En 2011, el sistema de refrigeración de los reactores de la central de Fukushima en Japón se reiniciaron 24 horas después de la parada, la fuga de radiación podría haberse reducido o evitado por completo, pero el único robot disponible, un policía motorizado y un brazo mecánico, era incapaz de manejar el equipo, diseñado para ser operado por personas. Si se hubieran contado con un humanoide como Hermes, el desastre podría haber sido minimizado.
Otras posibles aplicaciones se encuentran en las operaciones de rescate, el desarme de bombas y sitios contaminados con radiación u otros productos químicos. Un equipo similar que ya están en funcionamiento es el Robonaut, desarrollado por la NASA para operaciones de riesgo a bordo de la Estación Espacial Internacional. Consta de tronco y dos brazos, y cuenta con sensores utilizados por el operador, pero no tiene el sistema de equilibrio.
Al tener la Darpa entre los financieros, el uso de Hermes en el campo militar es muy probable, pero el joven investigador brasileño no ve, al menos para el futuro cercano, a este tipo de robot en el campo de batalla.
“Hermes es una aplicación para el bien, creada para situaciones de riesgo, pero puede ser utilizado como un arma. Es algo que no podemos evitar. Con el tiempo, la tecnología se utiliza en este sentido, todo puede convertirse en un arma, incluso un coche”, afirma Meggiolaro, profesor de CTC Ingeniería Mecánica de la PUC-Rio y coordinador de RioBotz / PUC-Río.
Con información de: O Globo/GDA