El éxito de plataformas como YouTube y redes sociales como Facebook, que han incluido el uso de multimedia, hace cada vez más frecuente que el usuario quiera compartir con su red de amigos momento de su vida en video y hacerlo al instante, sin embargo, la tarea de editar un video con un recorrido por la playa o un paseo en bicicleta puede ser una tarea complicada para el usuario promedio.
La innovadora cámara Graava, desarrollada por los brasileños Bruno Gregory, Marcelo Do Rio y Márcio Saito, quiere acabar con estas preocupaciones.
La iniciativa, que nació a partir de una reunión en Silicon Valley el año pasado, dio como resultado una cámara con un software de inteligencia artificial capaz de seleccionar los mejores momentos de un vídeo, de la misma manera como una persona. La cámara utiliza un algoritmo para crear pequeños clips que resumen lo más relevante de hasta 3 horas de grabación.
Su función, que pretende eliminar el proceso de edición de videos sencillos, no tiene precedentes en el mercado, pues en vez de competir con cámara profesionales como la GoPro y otras cámaras desarrolladas por Sony y Panasonic, esta cámara se dirige a un usuario promedio que quiere hacer videos caseros para compartirlos en las redes sociales al instante, sin tener que involucrarse en procesos complejos de edición.
“No tenemos cómo competir con la GoPro, pero ofrecemos un enfoque diferente (…) Nuestro público no es el profesional, sino que nos dirigimos al consumidor promedio. Es para la persona que va a dar un paseo en bicicleta y luego no tienen tiempo o conocimiento para seleccionar las mejores partes del vídeo. Bromeamos que somos el ‘No Pro'”, comenta Do Rio.
Algoritmo y sensores de hardware
La lógica detrás de la cámara es hacer marcas en el vídeo de acuerdo con los datos recogidos por los sensores incorporados en la cámara para luego seleccionar los mejores momentos.
El aparato obtiene información de la imagen del sensor, micrófono, acelerómetro, GPS y monitor de ritmo cardíaco (a través de los relojes inteligentes de Apple o Android). De este modo, el dispositivo es capaz de ‘catalogar’ el video. Paisajes coloridos y animados, por ejemplo, reciben una ‘nota’ mayor que otros más monótono.
Si uno desea escoger un momento para que se incluya en el video, puede hacerlo a través de un comando de voz. El Graava también permite al usuario elegir la banda sonora de su propia biblioteca, y el resultado final será sincronizada con la música. El proceso, sin embargo, no es instantáneo, pues varía dependiendo de la duración del video en “bruto”. Todo el proceso se realiza en la nube, y el archivo RAW se puede mantener en la cámara o computadora.
Un detalle que llama la atención es que Graava no necesita cables. La recarga de la batería se realiza mediante la inducción electromagnética y la transferencia de datos usando la red Wifi. Con esto, después de un día de rodaje acaba de poner la cámara sobre la base de recarga y se sincronizan los datos automáticamente.
“Con las cámaras actuales es necesario grabar, descargar las imágenes en la computadora, utilizar un software de edición, seleccionar una banda sonora y luego subirlo a Internet. El flujo de trabajo es muy lento. Nuestro objetivo es facilitar al máximo este proceso”, asegura el empresario.
El producto aún no está disponible en Latinoamérica. Según Do Rio, cualquier persona puede comprar el producto al sitio, pero los derechos de importación y el tipo de cambio alto hacen que sea prácticamente inaccesible para el consumidor de la región. Sin embargo, en función del rendimiento de las ventas, es posible que en el futuro la empresa decida vender Graava a América Latina.
Graava entró en preventa el 5 de julio por 249 dólares, con la entrega prevista para el primer trimestre del próximo año. Al llegar a las tiendas, el equipo tendrá un costo de 399 dólares.
Con información de: EFE