Un equipo de investigadores de la Fundación Baycrest de Toronto Canadá, realizó un estudio sobre la relación que existe entre el aprendizaje, la memoria y el conocimiento. En el cual destacó el hecho de que equivocarse puede llegar a beneficiar la memoria.
Para la realización de dicho estudio se contó con la participación de 65 personas con una edad media de 22 años y con 64 adultos mayores con una media de edad de 72 años.
A los participantes se les indicó que aprendieran palabras de acuerdo a su categoría semántica, por ejemplo, rosa: flor, león: animal, pera: fruta etc. Adicionalmente también se les presentó imágenes de palabras con la similitud léxica de otras, por ejemplo la palabra “peras” con “pares”, las cuales suenan muy parecido pero son dos cosas totalmente distintas.
Posteriormente se les realizó una prueba de memoria en la que se les indicó que deberían recordar las imágenes previamente presentadas. Por lo que las personas recuperaban con más facilidad la respuesta de palabras con similitud semántica que si se trataba de similitudes léxicas.
Como resultado pudieron observar que por ejemplo para la palabra “pera”, les viniera a la mente otra fruta y no una palabra que se pareciera léxicamente a la respuesta correcta como “pares”. Así, decir “manzana”, cuando en realidad la figura era una “pera”, acercó a los participantes a la respuesta correcta en pruebas posteriores, porque éstos recordaban sus conjeturas anteriores -equivocadas pero cercanas-.
Cabe señalar que el estudio también demostró que si la respuesta no se acerca a la correcta, difícilmente nos hará memorizar mejor las cosas, por lo que sólo se si aproximan a la respuesta correcta nos podría ayudar a asociar mejor los elementos y recuperar la información
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