En el 2003 se encontró un pedazo de hueso de 15 cm de largo por 8 cm de ancho dentro de un permafrost –capa de tierra congelada-, el hueso forma parte de los huesos de la pierna de un caballo y es hasta ahora en el 2013 que se analizó su genoma y pudieron determinar la edad aproximada del animal prehistórico.
Ludovic Orlando, investigador francés del Centro de Geogenética del Museo de Historia Natural de Dinamarca, reconoció que tuvo dudas respecto a las posibilidades del equipo de poder analizar con éxito el ADN del hueso encontrado hace diez años, dentro del hielo.
Tal y como informó el investigador:
“para ser honesto, cuando comenzamos pensaba que no era posible”
El hueso estaba fosilizado dentro de una capa de tierra congelada en el Yukon canadiense donde fue encontrado y los investigadores primero verificaron el estado de preservación de los huesos, posteriormente encontraron los constituyentes del colágeno –proteína principal de los huesos- y otras moléculas, como las de los vasos sanguíneos que irrigan los huesos, datos que les permitieron identificar su ADN, con una antigüedad resultante de 735 mil años; por lo que es el genoma más antiguo analizado hasta ahora, el segundo más antiguo es el del hombre de Denisova diez veces más joven, de 70 a 80 mil años.
Utilizaron dos tipos de tecnología para analizar el ADN, uno se llama de “segunda generación, que es la única disponible en la actualidad y con ella identificaron el origen de la especie, entre una secuencia total de 200 datos diversos y luego utilizaron una innovación, al utilizar la tecnología genómica de “tercera generación”; hecho inédito que fue posible gracias a los progresos de la ciencia y la tecnología en las últimas décadas; con ésta última técnica , fue posible secuenciar moléculas de ADN sin manipularlas ni amplificarlas preservándolas al máximo, para no degradarlas más que lo normal dado la antigüedad y condiciones en que se encontraba y el resultado fue de tres a cuatro veces mejor que antes.
Y concluyó que es una especie que puede considerarse como prima hermana del caballo, al compararla con el genoma de cinco variedades domésticas, del Przewalski (equino salvaje muy cercano al caballo) y de un equino antiguo de hace 43 mil años, tiene el tamaño de los caballos islandeses, como el más grande de los poneys actuales y más grande que los caballos Fjord
Lo más importante de este hallazgo e investigación, es la posibilidad de analizar en un futuro próximo el ADN de diversas especies en extinción, incluyendo a los animales prehistóricos, una de los sueños que hasta ahora no habían sido posibles, salvo en la imaginación de Steven Spielberg y sus parques Jurásicos; también abre la posibilidad de analizar el ADN de nuestros ancestros humanoides y humanos, para completar la información con la que contamos hasta ahora.
Fuente: jornada