Técnicamente hablando, el encuadre es lo que va a marcar la diferencia entre una fotografía notable y la que tomamos sin pensar. Puede entenderse como lo que vas a incluir en tu imagen y lo que va a quedar fuera.
Si es una foto planeada, tendrás tiempo para decidir qué incluir, de qué forma y qué no. Si lo que capturas es un instante de la vida diaria, poco a poco adquirirás práctica, así como un estilo propio, y te será cada vez más fácil decidir.
Por ejemplo, observemos una misma escena a través de tres encuadres distintos:
Técnicamente, no hay una mala elección, pero sí hay decisiones que favorecen más nuestras fotos que otras. Por ejemplo, ¿qué encuadre te gusta más de los tres anteriores y por qué?
Mi favorito es el primero, porque no solo nos permite tener un contexto más amplio del espacio y la situación, a la vez que la riqueza de los elementos es mayor que la de las otras fotos: contemplamos las montañas, los árboles, la playa y los otros botes, al mismo tiempo que la jerarquía visual es muy clara: primero el bote que “viene hacia nosotros”, después las montañas y, finalmente, los otros botes y la playa, que son casi detalles “decorativos”, pero brindan ritmo y equilibrio a la imagen. En los otros encuadres, a pesar de que la idea prevalece, se pierden detalles y elementos.
Lo ideal sería que practicaras primero con elementos sencillos. Por ejemplo, probar distintos encuadres en diferentes espacios de tu casa, o crear una composición con lo que tienes a la mano y experimentar con el fin de que vayas adquiriendo este conocimiento de manera práctica y, al momento de la acción, en la calle cuando veas algo interesante o en una sesión fotográfica, sepas cuál es la mejor decisión.
En los próximos artículos, te diremos cómo usar la ley del horizonte, la regla de tercios, los planos y ángulos fotográficos, y te daremos distintos hacks para que te vuelvas un pro con tu teléfono.
Escrito por @_pez.austral