Estamos a meses del mundial de Rugby 2022. Un deporte cada vez más atractivo, dinámico y popular a lo largo del planeta.
Lo que comenzó siendo un juego local para países de la Commonwealth (las naciones que formaron parte del imperio británico) cada día reúne nuevos y sustanciosos adeptos a lo largo del globo.
En los 30 años que se han celebrado las ediciones mundialistas, el Rugby ha puesto el mundo de cabeza. De las 17 ediciones totales, sólo 4 han coronado a algún país del hemisferio norte. Sudáfrica, Nueva Zelanda y Australia son los gigantes indiscutibles de este deporte, sumando entre los tres los 16 palmarés restantes.
No por ello han faltado retadores: Canadá ya ha aparecido 4 veces en los cuatro finalistas del torneo y Argentina 2.
Esta inercia que ha convertido a pequeños países (sobre todo del pacífico) en verdaderas potencias, atrae cada vez a más fanáticos alrededor del globo.
Uruguay acaba de asegurar su quinto boleto mundialista en su historia, y Chile busca hacer lo propio cuando se mida en el repechaje contra los Estados Unidos el 22 de julio del próximo año.
Por otra parte Francia y Japón han conseguido ser sedes para las ediciones masculinas del 2023 y 2019 respectivamente, sirviéndose como un preparativo extra a las olimpiadas que se celebran en ambos países.
El pasado 7 de octubre, la reina Nueva Zelanda, quien en ambas ediciones ostenta un total de 8 títulos, declaró tener todos los preparativos listos para el mundial femenino edición 2021, pero que jugará en octubre del 2022; en donde se estima que se romperán récords tanto en asistencias en estadio, como en audiencias.
Nada mal para un país cuyos billetes no retratan grandes próceres, sino al director de cine Peter Jackson. ¿Qué podría esperar México de explorar estos terrenos?