Cómo apoyar el aprendizaje de las niñas y los niños tras dos años de disrupción educativa

Cómo apoyar el aprendizaje de las niñas y los niños tras dos años de disrupción educativa

Después de dos años en los cuales las niñas y los niños tuvieron clases a distancia y un cauteloso retorno híbrido a las escuelas, llegó el momento de regresar a las aulas, con todo lo que conlleva esto: las mochilas pesadas, la compra de libros y útiles escolares, y el inminente aumento en el flujo vehicular. La reactivación que hemos visto en estos meses ha sido bastante dinámica, podría decirse que todo regresó a la “normalidad” pero con un impacto profundo en la dinámica de enseñanza-aprendizaje que nos está dejando varias lecciones.

Y es que muchas Instituciones educativas no estaban para nada preparadas para migrar a un modelo digital, por lo cual significó todo un reto buscar alternativas asequibles y accesibles para la comunidad educativa. Mientras que otras, aunque contaban con la infraestructura necesaria, también atravesaron un periodo de cambio muy fuerte que repercutió en replanteamiento de la manera de educar a las infancias. 

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Más allá de cuestionar el temario de los planes escolares, es reflexionar sobre la metodología de las clases y cómo hacerlas más didácticas e interactivas, de forma que se arraiguen en los estudiantes y se vuelva aprendizaje útil y aplicable en su vida y para el futuro. Es innegable que la pandemia tuvo un fuerte impacto en la educación en todos los niveles. Entre los hallazgos del INEGI sobre las desventajas de las clases a distancia, los estudiantes opinaron que no se aprende o se aprende menos que de manera presencial (58.3%), hay una falta de seguimiento al aprendizaje de los alumnos (27.1%) y falta de capacidad técnica o habilidad pedagógica de padres o tutores para transmitir los conocimientos (23.9%). Por lo tanto, vale la pena evaluar cómo mejorar este panorama e incorporar alternativas.

Las nuevas generaciones, como con frecuencia mencionamos, vienen con “el chip integrado”, y debemos tomar esto a consideración en el desarrollo de estrategias pedagógicas. No podemos seguir con el clásico modelo de solo memorización de datos. Más allá de instruir a los niños, es acompañarlos para que, por sí mismos, pongan en práctica sus habilidades y desarrollen otras nuevas. He aquí donde la forma de enseñar matemáticas requiere evolucionar y fungir como un pilar para la construcción del pensamiento lógico que también impacta en otras áreas.

Recuerdo que cuando estudiaba, muchos les temían a los números, y con justa razón, ya que pocos profesores se tomaban el tiempo de asegurarse de resolver todas las dudas, buscar otras formas de explicar cómo funcionan los cálculos y por qué es importante tener tales nociones. No es solo aprenderse las tablas de multiplicar y las leyes de aritmética, es trasladar ello a aplicaciones en el mundo real. Con esto no me refiero a los típicos problemas de “Juan compró 2000 manzanas…” Porque ¿quién compra esa cantidad de manzanas? ¿de qué le sirve al estudiante tener ese escenario? Sino planteamientos realistas que aterricen el conocimiento y faciliten su comprensión.

Además, no solo quedarnos en una metodología de prueba y error. Avanzar hacia plataformas educativas que incluyan a los niños en la creación de proyectos, utilicen juegos interactivos, temáticas actuales y claro, la flexibilidad para que el estudiante maneje su ritmo de aprendizaje, agenda e intereses. No hay que abandonar la tecnología ahora que se retoma la presencialidad, al contrario, debemos incorporar este recurso para modernizar la enseñanza en las aulas y reforzar el aprendizaje en las casas.

De igual forma, es importante incentivar la creación de modelos educativos didácticos e interactivos que se traduzcan en un aprendizaje práctico que resulte útil para el estudiante. Los cursos de Matemáticas, Programación e Inglés puede alcanzar mayores resultados si desde el inicio son basados en el aprendizaje a través del juego y alineados con los gustos e intereses de las nuevas generaciones.

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Las plataformas de tecnología educativa son ideales para aprender jugando, son un espacio seguro diseñado para la niñez y tienen una gran oferta de cursos. Así se motiva a los estudiantes a dejar de ver la educación como solo un deber, sino trasladarlo a una actividad más alineada con sus gustos e intereses, para tener una formación integral que impacte positivamente en su desarrollo. Les invito a no abandonar la tecnología e intentar entenderla para comprender el impacto que tiene invertir en el futuro de sus hijos.

Por Carlos Tejada, Gerente General de BYJU’s México