A finales del año pasado el flujo de información al que el mundo estaba acostumbrado cambió drásticamente pues Wikileaks, sitio responsable de la publicación de documentos con información confidencial donde se se mostraba la manera en la que el el Gobierno estadounidense realizaba malas prácticas, logró captar la atención de todo el mundo y no sólo de un país. Una serie de cables entre embajadas intercambiando más que información oficial, impresiones en muchas ocasiones subjetivas de los embajadores sobre la situación del país donde cubrían la representación de su país.
La revelación de los cables inicialmente no fueron tomados mas que como intercambio de “chismes” entre embajadores y como dije, todo de manera subjetiva, sin embargo, el gobierno americano y otros países europeos inmediatamente reaccionaron obligando a algunas empresas a negar servicios básicos para el funcionamiento de Wikileaks como el hospedaje y un aspecto importantísimo para su funcionamiento, las donaciones.
Conforme ha pasado el tiempo y los documentos se han publicado de manera masiva por medios de comunicación tradicionales a muchos nos ha quedado claro que la información que se intercambia en esos cables van más allá de los chismes y el golpeteo en contra de Wikileaks y su fundador Julian Assange han continuado.
Pero esta vez es Wikileaks quien interpone una queja legal en contra de dos de las empresas que le negaron el servicio en cuanto se desató el conflicto, Visa y Mastercard. Los argumentos que están presentando son con respecto a la ley de competencia.
El que estas empresas hayan negado el servicio de recepción de donaciones hacia Wikileaks, fue una medida de presión por parte de los Gobiernos afectados por esta filtración de cables y así quedó claro cuando PayPal declaró que si se retiró el servicio a Wikileaks, fue bajo presión del gobierno de Obama.
Estaremos pendientes de lo que ocurre.