La compañía sudafricana Desert Wolf ha presentado un nuevo dron en la feria de defensa LAAD en Río de Janeiro (Brasil). El apodo de este vehículo no tripulado es el dron mofeta y la finalidad de su construcción es servir como herramienta de control a larga distancia en las manifestaciones.
Este minicóptero de ocho hélices tiene cuatro tanques donde es posible cargar bolas de plástico, bolas de pintura o capsulas de gas pimienta, así como cuatro cañones con las características testeadas para poder disparar ochenta bolas o capsulas por segundo.
La precisión de los disparos es muy elevada. Este hecho, unido a que el dron posee bolas de pintura de tres colores, permite poder identificar a los manifestantes que cometan infracciones, y posibilita su clasificación para posteriormente ser detenidos por las autoridades y llevarlos ante la justicia si así procede.
Otra característica del dron mofeta es que viene equipado con altavoces para poder transmitir mensajes policiales y dos cámaras. Una que graba en alta definición y otra térmica.
La altura de vuelo de este dron está entre los cincuenta y ciento cincuenta metros. Esta característica hace que sea prácticamente imposible ser alcanzado por los manifestantes de manera natural. No obstante, este dron está programado para que en el caso de ser impactado por un proyectil, tener la capacidad de activar un sistema de emergencia que aterrizaría el dispositivo en un lugar seguro y alejado de la manifestación.
Esto está ideado para no causar lesiones, pues evita que los 45 kilogramos que pesa el dron caigan sobre la cabeza de cualquier manifestante o persona que estuviera por allí en el momento de la caída.
Hennie Kieser, el dueño de la empresa Desert Wolf fabricante de este dron, comentó en la feria de defensa lo siguiente:
“El dron puede proteger a los manifestantes y a la policía. Hemos visto que si sacas a la policía de la ecuación, si los mueves 500 metros hacia atrás, los manifestantes son menos agresivos porque pueden protestar pero no tienen enfrente a un policía que les irrite”
La idea del proyecto nació, según Kieser, después de la masacre de la mina Marikana en 2012 en Sudáfrica. El resultado de esta protesta fue 34 mineros muertos por disparos de los cuerpos policiales y 70 heridos.
Informa: roboticatizate.com