La ingeniería mexicana requiere de manera urgente renovarse y, en varios aspectos, reinventarse, y de no hacerlo con prontitud, “su deterioro, lamentablemente ya evidente, será acelerado con las consecuencias previsibles”, advirtió el doctor Sergio Alcocer Martínez de Castro, presidente de la Academia de Ingeniería de México (AIM).
“Necesitamos urgentemente definir cómo queremos que sea la ingeniería mexicana de este siglo. Me atrevo a proponer que sea innovadora, competitiva, relevante y protagónica, basada en el conocimiento e integridad, que promueva un desarrollo social y económico sustentable y equitativo”, enfatizó.
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Al hablar de los desafíos de la profesión, al conmemorarse el Día del Ingeniero en su edición 41, el doctor Alcocer Martínez de Castro expuso que ese apremio de cambio obedece a los cinco motores que impulsan a las sociedades contemporáneas, pero también a “la percepción social sobre la deficiente calidad técnica e integridad de la ingeniería mexicana, exacerbada recientemente”.
Sobre esto último, el doctor Alcocer aseveró que esa apreciación no corresponde con una realidad más favorable a la ingeniería. Esta mala percepción, insistió, “ha afectado al ánimo y ambición de nuestros ingenieros, dejando a un gremio paralizado, con falta de confianza en sí mismo y sin rumbo”.
Previamente citó los cinco motores que mueve a las sociedades modernas, haciendo mención de la automatización y la abundancia de productos y servicios, la globalización de prácticamente todo, así como el cambio climático y la sostenibilidad, la demografía, además de la revolución de la comunicación a través del arribo de la sociedad del conocimiento.
Bajo esta óptica propuso, establecer una cultura de la innovación al formar a los nuevos ingenieros y que se actualicen los planes y programas, e incorporen novedosos sistemas de pensamiento y enseñanza, preparar a los egresados de manera rigurosa para seguir aprendiendo toda la vida en un escenario de cambio tecnológico acelerado y, al mismo tiempo, se proporcionen las bases para análisis y replanteo las políticas públicas.
En relación a las empresas de ingeniería, el presidente de la AIM sugirió realizar cambios para competir en el ámbito internacional. “La formación básica se adquiere en las aulas; los ingenieros se hacen en la práctica de todos los días”.
Sobre la participación del gobierno, propuso se fortalezca la capacidad técnica de las instituciones públicas, así como destinar más recursos con mayor oportunidad para la infraestructura. Asimismo, es necesario establecer las condiciones para una vinculación efectiva entre la academia, la iniciativa privada y el sector público que facilite la participación conjunta, en el diseño y ejecución de los proyectos, en la formación de talento, así como en la innovación tecnológica.
“En este esfuerzo conviene fortalecer la vinculación de escuelas, empresas e instituciones gremiales con sus contrapartes en otros países. Aprendamos y asimilemos de ellos, compartamos nuestro saber”, reiteró el presidente de la AIM.
De igual forma, enfatizó en la urgencia de diseñar y operar un programa de comunicación social para revertir la injusta imagen en la población de la calidad, capacidad y ética de la ingeniería mexicana.
“Si queremos que el presente y el futuro de la ingeniería mexicana sean exitosos, su práctica deberá de estar basada en la calidad y la innovación. En ello debemos estar unidos y abiertos al debate, a las nuevas ideas; contamos con un amplio inventario de instituciones que hemos forjado y administrado de buena manera. Urge fortalecerlas”.
Agencia ID